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De base, hay… ¡indignación!
Denis ha desarrollado un concepto concreto para reinsertar a personas que viven en la calle. Utilizando el principio de financiación participativa, ha desarrollado con su amigo Gwenaël, un proyecto de compra de viviendas con la asociación Toit à Moi.
Denis siempre ha sido sensible al problema de la gente que vive en la calle. Seguro de que era posible actuar y encontrar soluciones, pensó en un medio de acción real para llevarlas a cabo. Lo primero fue alertar a la opinión pública y compartir su indignación realizando un documental. El objetivo era provocar un debate con su difusión y aprovechar para recolectar fondos a la manera del Telethon.
Empieza este proyecto, escribiendo un primer guión, antes de darse cuenta de que quiere actuar de manera más concreta.
Fue en el 2007, cuando pasó delante de una agencia inmobiliaria cuando Denis tuvo la idea : “Existen pisos vacíos. Están ahí. Solamente hay que encontrar la manera de comprarlos.” La solución: usar el principio del crowdfunding, financiación colectiva, todavía poco popular en esa época. Se pone a anotar ideas, hacer cálculos. Sus resultados le parecen evidentes: “¡me parecía muy simple! Somos tantos los indignados de ver a tanta gente viviendo en la calle, sólo se necesita que seamos 80 para comprar un piso. Solamente 80…”.
El principio es tan sencillo que Denis convence fácilmente a Gwenaël, su colega de trabajo, y juntos empiezan la aventura. Distribuyen miles de folletos en las calles de Nantes para encontrar a los 80 patrocinadores necesarios. El resultado es poco concluyente…
2008, compra del primer piso. Convencidos de la pertinencia de su proyecto, deciden continuar. A través de sus redes personales y profesionales, constituyen un primer equipo con treinta padrinos. Eso es suficiente para creer en el éxito de su proyecto. Deciden comprar la primera vivienda.
¡Comprar pisos, algo duradero!
Un reto: comprar mejor que alquilar. Para Denis, se trata de una de las claves del proyecto: “Era fundamental en nuestro proceso, era una prueba de durabilidad. Necesitamos donantes para comprar los alojamientos, pero si por una razón u otra, alguien decide retirarse, por lo menos los pisos están ya adquiridos. Podemos seguir dando hogar a personas que lo necesitan”.
Los padrinos participan exclusivamente en la compra de las viviendas. “100% de las donaciones sirven para comprar los alojamientos y nada más. La gente necesita saber dónde va su dinero.” precisa el fundador. “Hoy, la confianza y la transparencia son esenciales. Si quieren, pueden visitar el piso, existe, es algo concreto y duradero.”
El primer piso va a ser reembolsado pronto en su totalidad. Hace 5 años que se contrató el préstamo. El equipo de Toit à Moi está pensando en inscribir los nombres de todos donantes en el piso.
Un concepto que funciona
Los alojamientos son el corazón del dispositivo pero la asociación no lograría su objetivo si el concepto se terminara ahí. Un acompañamiento de calidad es esencial. Los beneficiarios de los hogares necesitan apoyo y estar acompañados para poder tomar nuevo impulso. Pero ese seguimiento cuesta mucho. La idea de los dos creadores es disociar esa parte de los alojamientos. Aquí, son empresas locales, bajo forma de mecenazgo a a quien se solicita ayuda. “Ese problema debe resolverse localmente. Los agentes locales deben participar. Las empresas tienen también un papel que jugar”, apoya Denis.
El concepto Toit à Moi
Un acompañamiento individual indispensable
Yacin, con su hija en los brazos, está sentado en la oficina de la planta baja. Se encuentra con Hélène al menos una vez a la semana. Su prioridad es conservar la custodia de sus hijos. Lo repite muchas veces: “nunca más quiero estar separado de ellos”.
Durante esos encuentros se habla de todo. Relaciones amorosas, trámites que seguir para abrir una línea de teléfono, trámites para encontrar trabajo. Todo depende del nivel de autonomía que alcanzó la persona. Ahora, Hélène, educadora especializada y encargada de acompañarlos, les conoce bien. Sabe en qué momento se encuentran y les ayuda a recuperar la autoestima.
Cuando preguntamos a Pascal si el acompañamiento le fue beneficioso, fue categórico: “pues sí, es muy importante. Solo no se puede. Hélène me ha ayudado mucho”.
Un acompañamiento individual de calidad. Hélène trabaja con buenas condiciones. Se encarga de 5 beneficiarios y algunos ancianos como Pascal. El objetivo principal de la asociación es lograr una integración duradera. Se decidió que la educadora se encargaría solamente de 6 ó 7 personas máximo.
Esa atención cualitativa demuestra la fuerza del proyecto. Hoy en día, en la mayoría de las instituciones o de los organismos sociales, los presupuestos están disminuyendo. El personal está muy solicitado y a menudo no tiene los medios adecuados para realizar su trabajo en buenas condiciones.La independencia de Toit à Moi, con respecto a subvenciones públicas entre otras fuentes, es fundamental. Les permite trabajar con tranquilidad y tomarse el tiempo de cuidar de los beneficiarios de manera continuada, lo cual es cada vez menos habitual.
La elección de los beneficiarios... una elección colectiva
La elección de los beneficiarios
¿Cómo elegir a las personas beneficiarias? Es un asunto sensible, sin duda. ¿Por qué elegir a esta persona en lugar de a otra? Para contestar a esa pregunta, Toit à Moi escogió contar con agentes externos que tienen experiencia con este tipo de personas.Juntos, se reúnen en un comité de consulta. La responsabilidad es compartida y la elección bien documentada.
Voluntarios para crear vínculo
Una treintena de personas. Jubilados pero también educadores especializados, estudiantes, desempleados etc, los perfiles son múltiples. Todos están dispuestos a compartir su tiempo alrededor de un café, ir a conciertos, ir a partidos de fútbol… También es un punto importante para la asociación, porque encontrarse solo en un piso de un día para otro no es algo fácil. Volver a crear un círculo de amigos es algo esencial.